En México, el régimen de arrendamiento regula la declaración y pago de impuestos sobre los ingresos obtenidos por rentar bienes inmuebles. Los propietarios que arriendan propiedades, ya sean habitacionales, comerciales o industriales, deben cumplir con obligaciones fiscales ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

Este régimen es conocido por ofrecer una facilidad en las deducciones: en lugar de deducir los gastos realizados durante el período, los contribuyentes pueden optar por deducir el 35% de sus ingresos sin la necesidad de comprobantes fiscales.

Deducción ciega

Esta deducción, coloquialmente llamada “deducción ciega”, recibe su nombre porque se aplica “sin ver” los comprobantes fiscales. Según la consultora Fiscalia, debe aplicarse a todos los inmuebles arrendados, incluso aquellos donde el propietario sea copropietario, y debe elegirse al presentar la primera declaración provisional del año.

Una vez seleccionada, la deducción ciega no puede modificarse durante los pagos provisionales del mismo año, pero se puede cambiar la opción al presentar la declaración anual correspondiente, tal como lo establece el Artículo 196 del Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta (Ley del ISR).

Deducción de erogaciones reales

No obstante, Fiscalia advierte que esta deducción no siempre es la mejor opción. Durante períodos de inversión, donde se incurre en gastos de mantenimiento, reparaciones o la adquisición de nuevos activos para arrendamiento, puede ser más conveniente optar por deducir las erogaciones reales, siempre que se cumplan los requisitos.

Las deducciones permitidas en este régimen están claramente listadas en la ley e incluyen:

• Impuesto predial y contribuciones locales
• Gastos de mantenimiento
• Intereses reales sobre préstamos
• Salarios, comisiones y honorarios
• Primas de seguros
• Inversiones en construcciones

Los arrendadores analicen su estructura de costos y realicen una planificación financiera adecuada para maximizar las deducciones permitidas por la ley.